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Preparandonos para los tiempos finales Ps. Armando Alducin

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LA EXALTACION DE LA SENSUALIDAD

LA EXALTACION DE LA SENSUALIDAD
Serie: Como en os dias de Noe.
Autor: Chuy Olivares

Mat 24:38-39 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.

Los sensualesEl Diccionario de la Real Academia Española define la sensualidad como una propensión excesiva a los placeres de los sentidos. Una persona sensual se dedica a satisfacer los gustos naturales, los deleites de la carne, y se ocupa de las cosas que incitan y satisfacen su vista, su tacto, su gusto, su oído y su olfato.

1Jn 2:15-16 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.

La versión Biblia en Lenguaje Sencillo (BLS) lo pone en estas palabras:

1Jn 2:15-16 No quieran ustedes ser como los pecadores del mundo, ni tampoco hacer lo que ellos hacen. Quienes lo hacen, no aman a Dios el Padre. Las cosas que ofrece la gente del mundo no vienen de Dios, sino de los pecadores de este mundo.

Y estas son las cosas que el mundo nos ofrece: los malos deseos, la ambición de tener todo lo que vemos y el orgullo de poseer muchas riquezas.

¿ Quiénes son los sensuales?

Judas 1:17-19 Pero vosotros, amados, tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos. Estos son los que causan divisiones; ¨ los sensuales¨, que no tienen al Espíritu.

En esta escritura, la palabra sensuales se tradujo del griego psuquikos, que define a una persona sensitiva, llevada por la mente natural, esto es, que no ha nacido de nuevo. Diríamos, siguiendo con la línea de esta serie, que se trata de alguien que practica un cristianismo sin sangre. Este mismo término, psuquikos, aparece también en una de las cartas del apóstol Pablo:

1Co 2:14 Pero el hombre natural (psuquikos) no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

Y revisando otras traducciones de Judas 1:19 podemos encontrar más detalles sobre el hombre sensual:

Biblia Al Día (BAD): Estos son los que causan divisiones y se dejan llevar por sus propios instintos, pues no tienen el Espíritu.

Dios Habla Hoy (DHH): Estos son los que causan divisiones, viven sensualmente y no tienen al Espíritu.

Biblia de Navarra (EUNSA): Estos son los que crean divisiones, hombres meramente naturales, que no tienen el Espíritu.

La Biblia de Las Américas (LBLA): Estos son los que causan divisiones; individuos mundanos que no tienen el Espíritu.

Palabra de Dios para Todos (PDT): Esos son los que causan división, viven de acuerdo a los instintos naturales y no tienen el Espíritu.

Biblia Versión del Oso (SSE): Estos son los que hacen divisiones, son como animales, no teniendo el Espíritu.

Yo creo, yo pienso, yo siento…Los seres humanos tenemos, todos, un lado sensual que debe ser sujetado y dominado por elnuevo hombre. El cristianismo actual, sin embargo, en lugar de sujetarlo parece alentarlo con frases como yo creo, yo siento, yo pienso, todo se centra en el yo, en los sentidos naturales, en lo terrenal

Es así como el pragmatismo, una filosofía que básicamente rechaza la existencia de verdades absolutas, parece reinar entre muchos que se dicen creyentes. No son pocos los que diciéndose cristianos, afirman que las ideas pueden cambiar y los conceptos variar para acomodarse a la actualidad, a la moda. Así por ejemplo, aunque el mandamiento bíblico dice “no fornicarás”, el pragmático dice “bueno, ciertamente eso dice la Biblia, pero si la pareja se ama, entonces no es malo”.

También está entre nosotros en la iglesia de hoy el subjetivismo, que es lo relativo al modo personal de pensar o de sentir. Así por ejemplo, aunque la Biblia es clara respecto a la existencia del infierno como un lugar de castigo al que van los que no han desdeñado al Señor, hay quienes dicen “yo pienso, yo creo, yo siento que un Dios de amor no echará a nadie al infierno”.

Y qué decir del sincretismo, que es un sistema filosófico que trata de conciliar doctrinas diferentes en una sola. El ecumenismo irracional es el mejor ejemplo de ello.

¡Todas estas filosofías están inmersas en la forma en que muchos viven el cristianismo hoy en día! Se trata de un cristianismo sensual, promovido por hombres carnales que han entrado a la iglesia pero no han nacido de nuevo, no han sido lavados por la sangre de Cristo ni tienen al Espíritu Santo, tal como era la gente en los días de Noé.

Mat 24:38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo…

Revisemos las palabras usadas en el original para tener un mayor entendimiento al respecto.

Comiendo se tradujo del griego trogo que habla de mordisquear, morder o mascar en un proceso lento. Se trata de una práctica a la que los mundanos sensuales se dedicaban de una manera excesiva, sólo para satisfacer los sentidos, que los llevó a dejar lo verdaderamente importante, el amar a Dios, el caminar con Dios, el obedecer a Dios.

Bebiendo se tradujo del griego pino, que significa literalmente embriagarse con vino, tal como ahora mismo ocurre con las ovejas de un pastor que se jacta de llevarlas él mismo a beber a un antro, en una actitud claramente contraria al cuidado que el Señor demanda a los pastores. Pero también tiene un significado figurado, que podemos encontrar aquí:

Apo 18:3-4 Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados.

Aquí la palabra deleites se tradujo del griego strenos, que figurativamente habla de unlujo insolente y voluptuoso, de orgullo, soberbia, desvergüenza, de complacencia en los deleites sensuales. Es lo que caracteriza en nuestros días al enfoque que algunos predicadores le dan al evangelio, centrado en la obtención de riquezas y beneficios para el creyente, alejado ya del verdadero cristianismo.

Rom 1:29-32 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.

Revisemos, para un mejor entendimiento, Romanos 1:32 en varias versiones:

(BLS) Saben que Dios ha dicho que quienes hacen esto merecen la muerte, pero no sólo siguen haciéndolo sino que felicitan a quienes también lo hacen.

(DHH) Saben muy bien que Dios ha decretado que quienes hacen estas cosas merecen la muerte; y, sin embargo, las siguen haciendo, y hasta ven con gusto que otros las hagan.

Todo por verse mejorLa sensualidad es una característica de los hombres de los últimos tiempos; el culto al físico y al goce del entretenimiento son algunas de las industrias más prósperas. La gente de hoy no escatima en gastos y en esfuerzos para verse mejor y disfrutar de la vida a cualquier precio. Aparecen ofertas en hoteles, casinos, resorts y lujosos cruceros a donde la gente acude gozosa, en medio de un frenesí de sensualidad, de algarabía y de diversión. No son pocos los que incluso se ocupan de modificar su rostro y de cultivar su cuerpo en gimnasios o clínicas de cirugía estética, todo con tal de desarrollar los músculos y proyectar la imagen de símbolo sexual, mientras las mujeres se afanan en engañar al tiempo estirando sus arrugas e incrementando el volumen de sus pechos, sus glúteos y todo lo que sea necesario para asemejarse a las figuras del cine y de la farándula.

Esa misma sensualidad, hay que decirlo, ha invadido la Iglesia. El hedonismo y la sensualidad ha alcanzado lo mismo a predicadores que a cantantes que sólo salen a ministrar habiendo pasado por las manos de su maquillista o su asesor de imagen, quienes presentan desde actos de circo hasta desfiles de moda en sus congregaciones, cuyas reuniones se han transformado en verdaderos espectáculos que buscan competir -casi siempre sin éxito- con las grandes producciones del mundo. Los cautivantes y rimbombantes eventos cristianos son una alfombra roja para el paso del placer y del glamour, una aproximación al mundo.

Es una pena observar que por este despliegue de sensualidad, muchas iglesias están llenas a reventar. La sensualidad, según se ve, atrae a las multitudes; el fin, para los pragmáticos, justifica los medios. Muchos líderes han sido ya seducidos y se están acomodando a las corrientes del mundo; vociferan que las estrategias que aplican están dando resultados, y predican un evangelio diluido, falso, no les importa utilizar métodos fraudulentos y medios que ciertamente atraen a las personas, pero que no convierten el corazón.

Algunos argumentan con base en 1 Corintios 9:20 que así como Pablo se hizo judío para ganar a los judíos, así nosotros debemos aplicar los métodos del mundo para atraer a la gente y podemos hacernos raperos, góticos, darkettos, emos o cualquier otra cosa para alcanzarlos a todos. Los que plantean este argumento, simple y llanamente, están dando rienda suelta a su sensualidad. El ejemplo de Pablo no es argumento para defender lo anterior: ser judío no es una moda ni un estilo, lo que el apóstol enseña en ese pasaje está muy lejos de lo que hoy plantea el liberalismo de los líderes sensuales. Pablo jamás comprometió las verdadesesenciales del Evangelio para ganar para Cristo a las personas, él nunca traicionó el Evangelio, ni lo diluyó, ni lo abarató como suelen hacerlo los sensuales infiltrados en la iglesia de hoy.

Lo que realmente convierte al pecador es exclusivamente la locura de la predicación del Evangelio de la Cruz, de la negación del yo, andar por el camino angosto, el arrepentimiento, el nacer de nuevo.

Showman

En este escenario de evidente sensualidad religiosa, incluso, han emergido talentosos showman autoproclamados predicadores, gente que posee la chispa y el carisma artístico para mantener entretenidas y embelesadas a cientos de miles de personas embelesadas que disfrutan de su capacidad histriónica, de su don de bufones. Estos actores, al final de su show evangélico, le dan una pequeña embadurnada de Biblia a sus mensajes citando algún pasaje para aparentar ser predicadores de la Palabra de Dios. ¡Qué insulto al Señor! ¡Cristo no fue un payaso que deseaba entretener a su audiencia, ni bailoteó al son que le tocó el mundo! Él es el Rey Soberano que volverá por aquellos que le amaron y que lo esperaron con anhelo y paciencia como Noé, que tardo 120 años en construir el Arca que lo salvó, y que mientras venía el juicio se dedicó a pregonar el arrepentimiento y el volver a Dios. Pero sospecho que como sucedió en los días de Noé, que sus contemporáneos no le creyeron y siguieron dándole rienda suelta a su sensualidad,así está la presente generación: su corazón está lleno de glotonería evangélica sensual y su alma está contenta al satisfacer sus sentidos con un buen show milagrero y aparentemente evangélico.

Los sensuales modernos son enemigos de la cruz de Cristo.

Fil 3:18-19 Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.

(BAD) Fil 3:18-19 Como os he dicho a menudo, y ahora lo repito hasta con lágrimas, muchos se comportan como enemigos de la cruz de Cristo. Su destino es la destrucción, adoran al dios de sus propios deseos y se enorgullecen de lo que es su vergüenza. Sólo piensan en lo terrenal.

Pocas veces habló Pablo con la intensidad con que expresa estas palabras a los Filipenses: ¡él mismo reconoce que las dice llorando! La razón de su dolor es muy precisa: está desenmascarando a los enemigos de la cruz de Cristo. ¿Qué cosa tan grave hacían que provocaron tanto dolor en el amado apóstol? Dos cosas se pueden ver en estos versículos como características de esta clase de cristianos: susensualidad y su amor al mundo.

“Cuyo dios es el vientre”, dice Pablo. Esto nos habla de personas que viven en deleites, en placeres. Son sensuales. Pablo identifica a esta clase de supuestos cristianos como “amadores de los deleites más que de Dios” en 2ª Tim.3:4. Pedro por su parte también hace referencia a ellos en 2ª Pedro 2:13 como “los que tienen por delicia el gozar de los deleites cada día”. Y en Judas 18-19 se les describe como “burladores que andarán según sus malvados deseos… los sensuales, que no tienen al Espíritu”.

Si en los días en que Pablo escribió a los Filipenses ya existían los sensuales, en estos últimos tiempos han inundado la Casa de Dios, son una plaga que ha crecido a pasos agigantados.

Queda claro: como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Esos días se han acercado. Los estamos viviendo. Apenas un poco más y el que ha de venir, vendrá.

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EL SABIO DISCIERNE EL TIEMPO

TOMADO DE El Blog de Casa de Oración en Colton, California

El sabio discierne el tiempo y el juicio

Introducción

Ec. 8:5.- El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio.

El hombre sabio...En esta escritura, la palabra guardar proviene del hebreo shamar, que significa hacer un cerco alrededor, cuidar, cumplir, aplicar.  La palabra mandamiento proviene del hebreo mitzvá que significa ley, mandato, precepto, consejo.  Por su parte, sabio se traduce del hebreo kjacam, esto es inteligente, avisado, prudente; mientras que discernir se traduce del término hebreoyadá, que significa conocer, observar con cuidado, considerar, examinar, notar y percibir.

 Acercarnos al significado original de los términos utilizados en estos versículos nos permite hacer una paráfrasis, lo que nos ayuda a comprender más profundamente lo que escribió el predicador inspirado por Dios.  Podríamos entenderlo así:

 El que guarda, el que hace un cerco alrededor, que cuida, cumple y aplica el mandamiento, la ley, el mensaje y el consejo de Dios, no experimentara o sufrirá mal.  El corazón del sabio, del que es inteligente, avisado y prudente, discierne, conoce, observa con cuidado, considera, examina y percibe el tiempo y el juicio de Dios.


¿Cómo y por qué han surgido las sectas y las falsas doctrinas?

 

Creo personalmente que cuando una persona o un grupo se desvía del camino de Dios es porque se aleja absolutamente del mitzvá, es decir, de la Palabra de Dios, del conocimiento de sus mandamientos.  Abandonar el consejo y la dirección de Dios produce ignorancia.  En estas condiciones se carece de la sabiduría del Señor para discernir, para observar con cuidado y distinguir entre lo bueno y lo malo, entre lo santo y lo profano, entre lo limpio y lo inmundo.  El sabio, por su parte, se da cuenta de que así como hay un tiempo para todo, así también, habrá un tiempo para el juicio de Dios.

La semana pasada asistimos a un evento organizado por varias congregaciones del sur de California.  Con tristeza nos dimos cuenta una vez más de la condición espiritual de la iglesia de nuestro tiempo: una iglesia emocional, mercantilista y distante de la realidad, espiritualmente débil aunque se dice a sí misma que es fuerte para conquistar -así dicen- todo el Inland Empire para Cristo.  Es clara la falta de discernimiento, la incapacidad para distinguir la frontera entre lo carnal y lo espiritual.  Observamos una triste pasarela de ministerios musicales, una burda competencia de talentos que, lejos de adorar a Dios, amenizó vanamente una cena.  Tan lamentable fue la velada que, según supe, un pastor fue invitado a dirigirse a la audiencia, pero no para predicar la palabra sino para ¡contar chistes!  Se trataba de hacer una fiesta cristiana en la que, a decir verdad, el Señor Jesús era un gran ausente.  Y pese a ello, al final, todos los asistentes dieron gracias a Dios por lo que consideraron ¡una celebración de gran éxito!

¿Amenizando...?

Aquí surge la pregunta: ¿quiénes son los responsables de ello?  ¿Serán los pastores o los propios congregantes?  Estoy convencido de que los responsables somos nosotros, los pastores y maestros, los encargados de cuidar y edificar la iglesia que Jesús compró con Su sangre.

Ef. 4:11-12 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.

En este versículo, la palabra perfeccionar se traduce del griego katartismos que significa corregir todo lo deficiente, instruyendo y completando en todas sus partes.

En el Antiguo Testamento la responsabilidad de los sacerdotes es claramente descrita:

Ez.44:23.- Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio.

¿Será ésta la misma responsabilidad de los pastores y los sacerdotes de hoy?  Entiendo que sí, que es parte de nuestro trabajo… y que lamentablemente muchos, hoy en día, están incumpliendo esta misión encomendada por el Pastor de pastores.

 

El engaño religioso

 

Una de las señales que Jesús anunció como señales de su inminente regreso es, precisamente, el engaño religioso.

Mt. 24:4-5 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.

Mt. 24:11, 24 Y muchos falsos profetas se levantaran, y engañaran a muchos. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.

El Señor lo deja claro: jamás las señales o los milagros serán garantía o evidencia de que quienes los hacen provienen de Dios. ¡Satanás como engañador e imitador también hace señales y milagros!  ¿Cómo sabrán los creyentes si uno que hace milagros proviene o no de Dios?  Para eso el Señor nos da el discernimiento, pero éste no se produce por sí mismo, sino que es parte que el creyente alcanza por el estudio de la Biblia, la oración, la comunión con Dios y con sus santos.

Falsos profetas...

Esa falta de discernimiento es la razón principal por la que Dios envió profeta a predicar a la ciudad de Nínive, según el libro de Jonás.  Al brindar a los habitantes de esta ciudad pagana la oportunidad de arrepentirse de sus pecados, Dios afirma:

Jon 4:11.- ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?

Estos ciento veinte mil son principalmente niños de entre tres y cuatro años de edad.  Sin embargo fueron muchos más los que se arrepintieron.  Según el capítulo tres del libro de Jonás todo Nínive creyó, se arrepintió y proclamó ayuno para hombres, mujeres, niños y hasta animales.  ¡Todos éstos tuvieron convicción de pecado, el mensaje de Dios les abrió el entendimiento que les condujo a arrepentirse, entendieron la Palabra de juicio de Dios, mostraron discernimiento!

La pregunta aquí es ¿cuántas personas, no sólo niños sino jóvenes y adultos habrá hoy que no saben discernir?  Personalmente creo que una de nuestras principales oraciones debería consistir en pedirle a Dios entendimiento en lugar de cosas materiales: lo material viene por añadidura, lo que realmente necesitamos para la vida es la sabiduría de Dios.

1 Reyes 3:9-10 Da, pues, a tu siervo corazón entendido (oír con atención) para juzgar (pronunciar sentencia justa) a tu pueblo, y para discernir (conocer, observar con cuidado, considerar, examinar, notar y percibir.) entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?  Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto.

 

El discernimiento y la revelación sólo vienen por el Espíritu de Dios.

 

1Co. 2:12-13 Y nosotros no hemos recibido el espíritu (con minúscula por ser humano,  de pneuma, corriente de aire, soplo, viento o aliento) del mundo, (sus formas, la manera de pensar y de actuar de las personas del mundo) … sino el Espíritu (con mayúscula, divino) que proviene de Dios para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.

Acomodando, aquí, viene del griego sunkríno que significa comparando, explicando, interpretando correctamente, juzgando una cosa con otra, cotejando una cosa con otra, una persona con otra, un Espiritual con un carnal.  Es decir, acomodar lo espiritual a lo espiritual es aplicar las palabras y los principios espirituales a lo que es de origen espiritual (lo que es de la carne, carne es).

1Co. 2:14-15 Pero el hombre natural (del griego psuquikos; sensual, carnal) no percibe (del griego decomai, que no recibe, que no toma en cuenta) las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente (del griego anakrino que significa examinar, escudriñar exhaustivamente). En cambio el espiritual juzga (discierne, del griego anakrino, examina, escudriña) todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.

Parafraseando estos versículos lo entendemos con mayor profundidad:

1Co. 2:12-15 Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sus formas, maneras de pensar y actuar, no hemos recibido el soplo, el viento, el aliento del mundo.  Más bien hemos recibido el Espíritu que proviene de Dios, su soplo, su viento, el aliento de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas o aprendidas por sabiduría humana, sino por aquellas que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual, comparando, explicando, interpretando correctamente, juzgando una cosa con otra, cotejando una cosa con otra, una persona con otra, un espiritual con un carnal.  Pero el hombre natural, sensual y carnal, no percibe, no recibe ni toma en cuenta las cosas que son del Espíritu de Dios porque para él son locura, son boberías, cosas absurdas, y no las puede entender, porque se las cosas espirituales se deben discernir, examinar y escudriñar exhaustivamente.  En cambio el espiritual juzga, discierne, examina, escudriña todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie, esto es, él no puede ser juzgado por un incrédulo, por un hombre natural y carnal.  

En otras palabras, sólo los que han nacido de nuevo y tienen el Espíritu Santo, y que han sido enseñados por Él, con la base ineludible e insustituible de la Biblia, pueden discernir, juzgar, examinar y escudriñar exhaustivamente las verdades espirituales de Dios.

 

Conclusión.

 

La base de toda creenciaEn estos tiempos se ha abandonado el Evangelio y se ha abrazado la sensualidad, el enfoque de muchos pastores, lejos de llevar a los creyentes a discernir entre lo bueno y lo malo, está orientado hacia la mera satisfacción de los sentidos.  Es así como ahora somos testigos de una generación de pastores, ministros y creyentes cuya conducta está fundamentada en el pragmatismo, es decir, en valorar sólo los resultados inmediatos de las decisiones sin considerar los procedimientos.  Es la generación de creyentes convencidos de que el fin justifica los medios.

Ese pragmatismo se nota, nada más por poner un ejemplo, en la facilidad con la que se invita a un cantante o a un predicador supuestamente cristiano a “ministrar” aunque éste cobre por dar lo que recibió gratuitamente de parte de Dios, sin que importe su testimonio, si se trata de una persona de doble vida, de un homosexual, de un adicto a la pornografía, de un ladrón o un defraudador, con tal de que éste, popular como ha llegado a ser, llene un auditorio con capacidad para varios miles de personas, lo cual parece ser el único fin de muchos ministros y congregaciones.

El fin no justifica los medios: los verdaderos discípulos de Jesús tenemos la alta responsabilidad de desarrollar el discernimiento, es decir, la capacidad de observar con cuidado, notar y percibir, distinguir lo bueno de lo malo, lo santo de lo profano, lo inmundo de lo impío, lo carnal de lo espiritual.

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