Las tecnicas que utilizan los falsos profetas para estafarnos. Osias Segura

Por muchas décadas, principalmente desde la época del famoso mago Houdini, muchos se han dedicado a desenmascarar a aquellos que dicen tener contacto con el “otro mundo” o mundo spiritual y que a cambio de dinero nos pueden orientar a la verdad, o prosperidad. Quiero dedicar este articulo a aquellos y aquellas que ya hace un tiempo desde que escribí el pequeño articulo popular “los profetas de azúcar”, y me han preguntado: “¿Pero, cómo es que la gente sigue a estos profetas de azúcar”? No creo tener todas las respuestas que las diferentes disciplinas pueden proveer, pero puedo apuntar a algunas respuestas para iniciar el dialogo. Empecemos con una serie de conceptos y ejemplos para entender por qué hay personas que siguen a profetas y apóstoles de puro placebo, y “creen ser profetas” pero no lo son.

El primer concepto es el de lectura caliente, y se trata de aquellos profetas, hacedores de milagros, médiums, etc., que antes de empezar el show se entrevistan con aquellos en la primera fila. Aquellos de primera fila pueden ser entrevistados al azar y en asientos asignados, o bien los que literalmente se sientan en la primera fila, para obtener información personal y de sus necesidades. De esta manera cuando sean llamados al frente para recibir el milagro, el público se sorprenderá de cómo el show-man o profeta sabe tanto de esa persona. Este es un truco viejo, pero muy efectivo para afectar al público.

El segundo concepto es el de validación subjetiva (también conocida como lectura tibia). ¿Cómo es posible que falsos profetas tengan seguidores tan ciegos que no quieren ver que están siendo estafados? La validación subjetiva tiene que ver con el valor que le damos a palabras, o gestos que supuestamente dice o hace el falso profeta. Validación subjetiva es: “los seres humanos somos muy buenos al encontrar significado donde no hay ninguno, y a dar significado a aquello que no tiene ninguno”. Esto sucede con mayor fuerza cuando se trata de cosas relacionadas con nuestras vidas. Es decir, símbolos como palabras, gestos, sonidos, entre otros que puedan no tener sentido alguno, personas les pueden dar sentido, aun un sentido que él que lo dijo o hizo no tuvo intención alguna en comunicar.

Un ejemplo: El profeta dice “Dios quiere prosperarnos, y así lo dice en Su palabra.” ¿Qué significado tiene estas palabras para aquellos y aquellas que están en el auditorio? “¡Dios quiere prosperarme a mí, amén!” ¿Pero, por qué no todos logran prosperar? Múltiples explicaciones proveen estos profetas falsos: “hay que sembrar, y sembrar con fe para cosechar”. Es decir, no solamente se siembra (algo cuantificable) sino también con fe (algo no cuantificable y tiene muchos significados). Una persona puede “sembrar”, es decir, darle mucho dinero al profeta (supuestamente últimamente el dinero es para Dios), ¿pero, cómo se mide la fe para saber cuánta fe debo tener? Esto de cuánta fe y de qué tipo de fe es todo un misterio. La cosa se pone más espesa cuando los profetas agregan a la explicación de la falta de prosperidad para los que siembran: “es porque hay pecado”. ¿Pero, cómo se sabe qué es pecado, y cuánto pecado? Esto nos lleva a un tema teológico interesante pues el problema del pecado, para estos neopentecostales, no yace en el pecado original que produce los malos deseos en el corazón de las personas y el problema de las malas obras. Sino que el pecado yace en la influencia de los demonios.

De esta manera, para ser libre de pecado lo que hay que hacer es liberar a las personas de esos demonios generacionales, o actuales que les controlan. Una vez que la persona es libre de malos espíritus (por medio de los encuentros) es solo un paso. Esto es interesante pues nunca queda claro si la persona puede o no volver a ser atacada por demonios, pero para eso está la cobertura espiritual algo que también requiere de dinero. Es decir, para prosperar hay que sembrar, y mantenerse bajo la cobertura de una persona espiritualmente más madura y tal vez más santa. Ambas cosas requieren dinero, pero el tema del “hay que tener, o hay que hacerlo con FE” da el significado de no necesariamente tenerle fe a Dios, sino “tenerle confianza absoluta y ciega” al profeta o apóstol. Aquí es donde la dominación y control se torna más fuerte.

El tercer concepto es memoria selectiva pues está ligado a la validación subjetiva. Por ejemplo, si después de un sermón, o de ver una película, preguntamos a un grupo de personas “¿Cuál fue la parte de la película o el sermón que más le llamo la atención o fue más emotiva y por qué?” Vamos a escuchar muchas respuestas. Es decir, cada quien le da significado a aquello que apunte a una necesidad o inquietud. Por un lado, aquellos que necesitaban un poco de entretenimiento en el culto tienden a recordar primeramente y con mucha facilidad los chistes de ilustración dados por el predicador. Por otro lado, aquellos en necesidad de un milagro encontraran alguna clave (encontraran significado) para alcanzar ese milagro.

... continua...

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