¿Cómo debe ser la atmósfera de un hogar cristiano? SUGEL MICHELEN

La noche del 25 al 26 de abril de 1986, la madrugada del sábado, en el reactor nuclear No. 4 de Chernóbil en Ucrania tuvo lugar el mayor accidente de la historia nuclear. Estaban haciendo unas pruebas de seguridad, cuando algo falló y se produjo una disgregación de combustible seguida por una explosión y luego otra más dos ó tres segundos después. El efecto de este accidente ha sido tan amplio en su alcance que hoy día más de 160,000 km2 están contaminados, y el daño terrible causado a las personas, a la flora y a la fauna son imposibles de cuantificar. Es una de las mayores catástrofes ambientales de la historia. Todo cuanto se ha expuesto a la radiactividad expedida en aquella explosión, ocurrida 26 años atrás, ha sido sufrido la consecuencia de un modo u otro. Así de grave suelen ser los accidentes cuando la atmósfera es contaminada. La limpieza de la atmósfera en que vivimos es de suprema importancia para el desarrollo de nuestra vida. Pero esta realidad no aplica únicamente en el reino físico, sino también en el espiritual. Así como el aire que respiramos es para nuestro bien o para nuestro mal, así también la atmósfera en que vivimos nos afectará de un modo u otro. Y en el día de hoy quiero comenzar a publicar una breve serie de artículos sobre la atmósfera que debería respirarse en todo hogar cristiano. El Diccionario de la Real Academia define la palabra “atmósfera” como la “capa de aire que rodea la tierra”; pero en sentido figurado se aplica también al “espacio a que se extienden las influencias de una persona o cosa, o ambiente que rodea a estas”. Cuando hablamos de la atmósfera de un hogar, nos referimos a la influencia que actúa en nuestros hogares y a las que nos exponemos día tras día en una forma inconsciente, pero que repercutirá en todos aquellos que habitan nuestra casa, y aun aquellos que sostienen un contacto regular con nosotros, ya sea por amistad o familiaridad. No sé a cuantos les ha pasado que cuando están en ciertos hogares se sienten de una manera, y cuando están en otros hogares se sienten de otra. La atmósfera nos hace sentir relajados o tensos, nos hace sentir que somos recibidos o que estamos molestando, nos hace sentir inquietos o en quietud. La pregunta que trataremos de responder en esta serie de artículos es, ¿cuál debe ser la atmósfera que se respire en un hogar cristiano, en un hogar donde aquellos que están en autoridad han abrazado de corazón la fe de Cristo? Cada uno de nosotros imprimirá en su hogar algo de su personalidad. Dios nos hizo a todos distintos física, emocional y temperamentalmente; y por eso no todos los hogares cristianos son iguales; no tienen por qué serlo. Pero hay cierta atmósfera que debería respirarse en todo hogar que tiene como cabeza a un cristiano y que es independiente del temperamento de cada cual. Y es esa atmósfera lo que trataremos de definir aquí usando como norma autoritativa las Sagradas Escrituras. Ahora bien, antes de pasar a considerar directamente nuestro tema, noten que estamos asumiendo que es nuestra responsabilidad como padres establecer cuál es la atmósfera que ha de respirarse en nuestros hogares. Eso no lo deben establecer los hijos, sino los padres. Nosotros somos la autoridad que Dios ha puesto en el ámbito familiar, y por lo tanto, somos los que decidimos hacia dónde nos dirigimos como familia. Por causa del pecado que mora en nosotros seguramente tendremos dificultad en alcanzar la meta que nos proponemos. Pero los que deciden cuál es esa meta y cómo vamos a llegar a ella, somos nosotros, tomando la Biblia como guía y amparados en la gracia y en el poder de Dios. Habiendo hecho esta aclaración, en los próximos artículos pasaremos a considerar la pregunta que formulamos al principio. ¿Cuál es la atmósfera que se supone debe permear un hogar cristiano? © Por Sugel Michelén. Todo Pensamiento Cautivo. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin alterar su contenido y reconociendo su autor y procedencia.

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